La docencia es una de las pocas profesiones que te permite ver el desarrollo y crecimiento de las personas en todos los sentidos. Ser docente es ver a seres humanos cumplir sus sueños, enfrentar sus miedos, dudar de sus capacidades y apoyarlos para que crean en ellos. 

Hoy publicamos cuatro historias de cómo las vidas de  Beatriz, Miriam, David y Alberto fueron cambiadas por un o una maestra.

Bety

Todos requerimos un poco de luz en nuestras vidas, en un momento exacto, preciso e importante, no solo era una alumna más, una niña que asistía y cumplía con el material, me enseñaron que era un ser valioso, con la fuerza para alcanzar lo que deseara, cumplir mis objetivos y llegar a cada meta planteada, no disfrazaron lo malo de la vida, me hicieron abrir la mente para buscar siempre las alternativas ante mis problemas y resaltaban mis habilidades frente a mis obstáculos; visualizando así que lo de ellas es más que un trabajo, mis maestras Eloisa, María y Laura, me veían, escuchaban y guiaban disfrutando lo que hacían.  

Beatriz Adriana González Dueñas
Orientadora de la Secundaria Oficial 026 Wenceslao Labra

Miriam

Cómo un maestro cambió mi vida
Desde que tengo 3 años recuerdo a cada uno de mis maestrxs con gran cariño, respeto y admiración, pero hubo uno en la primaria que marcó mi vida porque me apoyó a descubrir y pulir mi talento por la oratoria. El maestro Guillermo, lo conocí cuando iba en 4to de primaria, aunque me dio clase hasta 6to de primaria. 

Conocí al maestro Guillermo, cuando nos hicieron una invitación para participar en el concurso de oratoria “Por un Ambiente Mejor”, recuerdo que pasaban salón por salón para explicar las bases del concurso, cuando lo escuché me llamó la atención pero no me sentía muy segura de participar porque nadie de mi salón lo haría, pasaron algunos días y en esa misma semana me mandaron a llamar a la sala de maestros, estaban todos los maestros de 4to y el maestro Guillermo fue quien me preguntó directo que sí me gustaría participar, sentí seguridad y dije ¡si!, de 4to año era la única que participaría. 

El trabajo era armar el discurso y por supuesto las habilidades de oratoria, fue de las primeras experiencias más apasionantes de mi vida, siempre me han gustado los retos, en un fin de semana investigué y armé mi discurso, y los lunes de cada semana ensayaba frente al maestro Guillermo, que era muy reconocido por ser buen orador, así sucedió hasta el día del concurso, gané la primera fase, la segunda, hasta llegar a nivel metropolitano, recuerdo la contención del maestro Guillermo, enseñándome, pero sobre todo la confianza que tenía en que yo podía hacerlo, esa confianza que en un principio ni siquiera yo misma veía, pero que fui adquiriendo, y el no detenerme cuando tenga ganas hacer algo, aunque sea la única que lo haga.

Así que después de eso, participé en los concursos de oratoria en primaria, secundaria y preparatoria, gracias al impulso del maestro Guillermo, a quien siempre recuerdo y agradezco.

Miriam Castillo
Abogada en el Poder Judicial de la Federación

David

Ahora viendo las cosas como académico, me remoto a las técnicas que aprendí con mis profesores. Hacer mención de un solo personaje en mi vida es complicado, por no decir imposible, de todos aprendí cosas, desde las que debo hacer y las que no. Pero algo que jamás olvidaré es la vocación y el entusiasmo por trasmitir conocimiento. El reconocimiento más grande que puedes como profesor es la satisfacción y los rostros de interés por parte de los alumnos. Hoy tomo los conocimientos que en algún momento me fueron trasmitidos y espero con anhelo que estos nunca terminen su ciclo. El ser profesor no es solo enseñar, sino también aprender de tus alumnos. 

David Flores Nieves
Maestrante y profesor F.E – UNAM

Beto

Desde que yo era muy joven, siempre fui apoyado por varios maestros, que sin darme cuenta siempre vieron en mí a alguien capaz e inteligente, pero te voy a platicar de una maestra que sin dudarlo fue pieza fundamental de lo que soy hoy en día, te platicaré de Miss Paty, Lic. En filosofía y letras por la unam siempre nos contaba historias y cuentos, hablando de la increíble capacidad del ser humano, siempre me inspiró mucho ya que yo en 1ro de secundaria era tartamudo, gordito y chaparro, te imaginarás mi nivel de inseguridad. 

Sin importar eso ella siempre me motivaba a ir por más, un día como cada año salía la convocatoria para un concurso de oratoria al cuál nunca me inscribía por obvias razones, pero ese año en particular miss Paty insistió y me dijo que yo podía hacerlo que no escuchará a nadie que con eso me daría evidencia que mis inseguridades y discapacidades (tartamudo) solo estaban en mi mente, decidí inscribirme, el tema era política en cualquier época hablar con si fueras candidato a presidencia, fui el único alumno de 1ro de secundaria en inscribirse todos eran de 3ro de secundaria, pero aún así decidí continuar, obviamente mis amigos no me apoyaban y se burlaban del oso que iba a hacer y de cómo iba a tartamudear enfrente de todos, pero me preparé.. 

Días antes con ayuda de miss Paty y de mi madre preparé un discurso digno de un político adulto donde hablaba de necesidades de la sociedad donde prometía desde la madurez, en verdad un discurso impecable. Lo ensayé hasta el cansancio pero siempre necesitaba de mi hoja para acordarme de todo, llegó el día de la competencia me levanté temprano preparé mis cosas, me puse mi ropa nueva que compre solo para ese evento, desayuné ligero (por eso de los nervios) y me subí al coche para que mi mamá me llevará a la escuela.

Llegue a mi maravillosa institución el Colegio Chahue en Huatulco Oaxaca, como de costumbre temprano, fui caminando a mi salón con una seguridad que nunca había sentido.. me sentí en mi pupitre, me dirigí a mi mochila para sacar mi discurso, y sorpresa no lo había metido, lo había dejado en el comedor de la cocina, toda la seguridad que había generado en mí se fue…  vi la manera de resolverlo pero nadie estaba en mi casa todos estaban en el trabajo y no había manera de poder tener mi discurso. Comencé a llorar porque sentí que todo mi trabajo había sido en vano, me convencí a mi mismo de no concursar, minutos después llegó miss Paty y me abrazó, y me dijo «la inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios» y me pregunto, si lo ensayaste 1000 veces cuál es tu miedo,  a lo que conteste, tengo miedo de no ser el que soy cuando leo el discurso tengo miedo de tartamudear, de que no salga como el ensayo, de que se burlen de mí porque me trabo, porque me señalen, porque me digan te lo dije eres tartamudo no puedes, y contó la historia de Stephen Hawkings de quién es la frase, no entendí en ese momento a qué iba todo eso, pero… me convenció de participar, me tocó al final y los discursos de los alumnos de 3ro eran buenos pero sentía que yo lo podría hacer mejor, cuando fue mi turno me llene de valor pase y di un verdadero espectáculo, me apodere de mi, no de mis inseguridades no tartamudee ni una sola vez, todos aplaudieron y me declararon ganador, corrí y abrace a miss Paty y le di las gracias por hacerme ver que las limitaciones nos las ponemos nosotros mismos.

Al día siguiente llegó la dueña del colegio para decirme que no podía ir a la competencia por ser tartamudo “que no quieren mandarme sabiendo que la posibilidad de que pierda por trabarme es alta”, esto me devasto y me hizo sentir horrible. Miss Paty abogó por mi y al ver que no podía cambiar de opinión a la dueña, ¡renunció! tiempo después la invite a mi graduación de 3ro de secundaria, platicamos de lo sucedido, nos reímos, y nuevamente le agradecí.  

Antes de irse me dio dos libros, uno era “La naturaleza del espacio y tiempo” de Stephen Hawkings, y el otro era “El principito”, y me dijo «hijo nunca pero nunca dejes de luchar, eres capaz, eres inteligente, y talentoso que nunca nadie te diga lo contrario» dos libros que hasta hoy son pilares en todo lo que hago. Fue la última vez que vi a miss Paty, y aunque durante toda mi vida han habido personas que me han hecho sentir que no puedo o que no debo intentarlo, siempre recuerdo a miss Paty y sus palabras y acciones, y digo GRACIAS por ser una maestra.  Hoy soy un hombre exitoso, feliz, buen orador, seguro y nunca he dejado ni dejaré de ser tartamudo.

Alberto David Rivera Sánchez
Director Campamento Peña Grande Cancún

Gracias a todas las maestras Eloisas, Marías y Lauras por enseñarnos que no importa que todo parezca estar en nuestra contra, debemos perseguir nuestros sueños. Gracias maestros Guillermos por ayudarnos a explotar nuestros talentos y ver la grandeza en nosotros mismos. Gracias a todos los profesores por despertar nuestra curiosidad y enseñarnos a descubrir el mundo. Gracias a todas las maestras Patys por soñar con nosotros, por impulsarnos y creer en cada estudiante, antes de que creyéramos en nosotros mismos.

A ti ¿qué maestro te cambió la vida? Cuéntanos en los comentarios

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       Autor

     Aurea Arroyo

      Gerente de Alianzas y Distribución

     Campus Móvil